miércoles, 23 de septiembre de 2009

Leyes de la atracción

Editorial Endira presenta el siguiente texto que encontré de lo más entretenido. Ahí les va.


Ahora resulta que, según Rhonda Byrne dice en su libro y película “El Secreto”, todo radica en la Ley de Atracción. Esa capacidad que todos tenemos de dominar la realidad con el único poder de la mente.

Si yo deseo algo, basta que lo visualice en mi mente, que me lo repita diariamente, y tarde o temprano lo obtendré.

Por supuesto la discusión de que la hipótesis de Byrne se centra particularmente en los deseos materiales, como si eso fuera lo único que pudiéramos desear para sentirnos realizados. Pero ese no es el punto crucial de mi objeción.

Como tampoco lo es el hecho de que la hipótesis (porque una ley no es, ya que no ha sido demostrada científicamente) se centra en el hecho de que cada uno es responsable de sus problemas, dejando de lado la acción de solidaridad social. Es decir, si me voy al extremo, que si yo quiero que llueva haré llover, sin importar lo que geográfica o climáticamente corresponda, y mucho menos lo que los demás deseen.

Si alguien más quiere que no llueva y al final llueve, podré decir que es porque lo visualicé, y aquel que esperaba lo contrario seguramente no lo habrá visualizado correctamente, perdiendo su oportunidad de ser favorecido por la hipótesis (o ley) de atracción.

De la misma forma, si andas paseando por el Metro Balderas en el preciso momento en que un loco grafitero descarga su pistola, como respuesta a su inconformidad por el gobierno, dado que tú visualizaste la idea de vivir muchos años, las balas te rodearán como si tuvieras un campo de fuerza, matando a aquel que no se haya visualizado longevo. Eso le pasa por no visualizar correctamente. El grafitero, por supuesto, no es el culpable.

No. No es ese el centro de la discusión.

El centro de la discusión es el mismo que nos afecta consistentemente en el deporte nacional. Llámense Olimpiadas, Panamericanos, eliminatorias mundialistas, incluso Liguilla del futbol mexicano. La historia se repite una y otra vez en los labios de nuestros honorables deportistas:

-¿Porque consideras que serás triunfador en esta prueba?

-Pues porque tengo una mentalidad ganadora.

¿Y que cree este fulano? ¿Que su contrincante tiene una mentalidad perdedora? ¿Que su contrincante de verdad cree que “Lo importante no es ganar sino competir” al puro estilo de Pierre de Cubertin?

No, pues ojalá que lo visualice bien y que su mentalidad ganadora sea más mental o más ganadora que la de su rival, para que la dichosa Ley de Atracción le favorezca.

Tonterías. Puras tonterías.

Es cierto que la mentalidad ayuda. Lo es también la importancia de la visualización. Pero ambas son solamente el principio que dispara la posibilidad de que las cosas sucedan.

Visualizar es marcarse un objetivo. Fundamental en todo proceso. Si no tenemos un objetivo claro seguramente no llegaremos a donde queremos.

La motivación nos ayuda a recordar nuestro objetivo y a creer que vale la pena alcanzarlo.

Y a partir de ahí comienza lo interesante. Tenemos que saber qué es lo que necesitamos para pasar de donde estamos a donde queremos estar. Tenemos que descomponer ese camino trazado en pequeños grupos de trabajo manejables llamados proyectos. Y después tendremos que partir los proyectos en piezas más pequeñas llamadas actividades, a las que pondremos fecha de realización.

Hasta ahí puro trabajo en el aire. Muy parecido a lo que plantea la Ley de Atracción. Hasta ahí nada hemos hecho para merecer que “el universo conspire en nuestro favor”, si es que tal cosa existe.

Apenas sabemos lo que queremos, donde estamos y cual es el camino a seguir. ¿Que falta para que en verdad se materialicen todos nuestros sueños?

Implementación. Este es el verdadero secreto. Aquel que nunca se nos ha platicado. Aquel que ha hecho que los grandes hombres sean grandes.

Ideas todos tenemos. Pero gente con los suficientes pantalones para convertir esas ideas en realidad se cuentan con los dedos.

Dejemos la mentalidad ganadora de lado y mejor pongamos manos a la obra. Tanto en el deporte como en nuestras empresas.

Espera muy pronto mi libro “Echando a perder se emprende”.

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