viernes, 16 de octubre de 2009

La influenza otra vez


Desde el inicio de la situación de la influenza, en Galeno hemos procurado precaución y serenidad: tomar precauciones de salud básicas, pero sin mitificar el potencial de la enfermedad merced de información incompleta o inexistente.


La ciencia muchas veces nos lleva a callejones inesperados, pero la mayoría de las veces la secuela queda anunciada por sus indicios, y cuando veo los datos ofrecidos por la OMS y la Secretaria de Salud mexicana, concluyo que en Galeno hemos hecho la tarea.


En primer lugar, La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que el número los casos de influenza AH1N1 alrededor del mundo, confirmados en laboratorio, son de casi 400 mil. De estos, se reportan 4 mil 735 muertes, es decir, el índice de mortalidad no llega ni al dos por ciento, con lo cual el AH1N1 no es más agresivo que la influenza estacional común a la que hemos estado expuestos desde siempre.

Su mayor crecimiento es en la parte septentrional del continente americano, lo cual es lógico considerando que es la región donde la infección comenzó, y tomando en cuanta que Canadá y Estados Unidos (los países con mayor crecimiento de la enfermedad) padecen en estos momentos las temperaturas más bajas favoreciendo al virus. Consecuentemente los casos van a la baja en el hemisferio sur del continente americano, donde la primavera comenzó el pasado 22 de septiembre.

En cuanto a México el secretario de Salud, José Ángel Córdova, aseguró ayer, de acuerdo a El Universal, que “La influenza AH1N1 es una enfermedad benigna, provocada por un virus ‘primo’ de la estacional”.

Hasta el 12 de octubre, según ese mismo diario, el país poseía 39 mil 489 casos confirmados, con 255 muertos. Este dato oficial indicaría que el número de muertos en México es menor que la media mundial, y también nos saca de la funesta categoría de nación con el mayor número de muertes.

El propósito de esta información es inspirar serenidad en la población ante un mal al cual sin duda se ha reaccionado con un nerviosismo excesivo, pero sin por ninguna razón bajar la guardia usando medidas de protección que, por fortuna, son muy básicas para evitar cualquier infección: lavarse las manos con frecuencia, especialmente antes de comer. No tocarse la boca ni los ojos. Estornudar y toser adecuadamente en el dobles del codo. La limpieza es clave. El jabón líquido en los baños de la escuela o trabajo es imprescindible.

Estas medidas son importantes toda vez que los casos de influenza en México muy posiblemente aumenten al acercarse el invierno y bajar las temperaturas. Debemos cuidarnos con la serenidad de saber que no combatimos a ningún demonio, sino una infección de las tantas que enfrentamos cada año mediante la higiene personal y laboral.


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